La DEA evidencia el desastre en seguridad tica
El escándalo de Celso Gamboa pringa a todos los intocables en materia de seguridad de Costa Rica. Hay que agradecer a la DEA por poner a trabajar a unos que estaban muy dormidos y tronó la red de cuido con esta captura estratégica. Sí a los mismos que les gusta figurar en allanamientos, en decomisos y en discursos de “repartir palo a la delincuencia” cuando hoy parecen estar metidos en ese bando hasta el cuello, revolcándose en los mismos chiqueros. A pesar de las constantes críticas ciudadanas y los pésimos resultados, los mismos rostros políticopoliciacos se han aferrado a la silla como si fuera propiedad suya. Contrario a lo que sucede en la empresa privada o en países serios donde los malos funcionarios son despedidos, en Costa Rica los jerarcas de seguridad son eternos a pesar de graves acusaciones y una estadística vergonzosa de casi mil homicidios al año. Y todo se resume en evidente corrupción.
Resulta increíble que los que colaboraron en el crecimiento de Celso Gamboa y que estuvieron palmo a palmo, cara a cara y que tenían incluso vínculos familiares con él, hoy como Judas salen corriendo a hacer el rol teatral de “acusadores”, pero ¿no eran todos parte de los mismos? Comían en los mismos platos y se les veía en las mismas fiestas y ahora les entró la misma falta de memoria de quién decía “no me acuerdo señor juez” y dicen que no conocen a Celso. Curioso, el personaje pasó por la Fiscalía General, por el Ministerio de Seguridad, por la Dirección de Inteligencia y Seguridad y fue Magistrado. Sí y ese paso meteórico sólo se logra con “patas” gracias a “padrinos, colaboradores y amigos”, quienes hoy tienen una candela prendida rezando para que su nombre no sea el próximo en la lista de extraditables de la DEA.
Ha sido tal el terremoto político, que tendremos los costarricenses que ir a pedirle a la agencia estadounidense que nos avise quiénes entre los candidatos a la presidencia y a diputado de febrero próximo son parte del narcotráfico, para saber por quién no votar. Nuestra historia nacional tiene de todo, desde candidatos recibiendo plata en bolsas de basura, otros recibiendo la bendición en un rancho mexicano, las maletas cargadas en el aeropuerto con postales de un precandidato o los más discretos mediante fideicomisos. Si hoy Costa Rica es un narcoestado es gracias a muchos años de complicidad y displicencia de las autoridades.
Mientras tanto, vemos el show de tres autoridades diferentes que dicen haber sido el primero que acusó a Celso ante la DEA. Parece que la necesidad de subirse al carro del triunfo es enorme, como muchos inflados egos, pero lo incomprensible es entender por qué esas autoridades a nivel nacional no hicieron lo suficiente activando el aparato de justicia local y parando la actividad delictiva que se le señala al exmagistrado costarricense. Y hay que decirlo, quien sería el primer extraditado por narcotráfico es nada más y nada menos un exmiembro de la cúpula judicial. Es un titular escandaloso y vergonzoso. Porque muchos vieron, pero hicieron muy poco o nada y por lo tanto, son cómplices.
Las secuelas del sismo siguen y vienen a confirmarse las denuncias que hemos hecho medios valientes como CRprensa o ciudadanos como Parmenio Medina (q.e.p.d.), Carlos Roberto Loría (q.e.p.d.) o Camilo Rodríguez, entre otros muchos. Hoy nos enteramos de visitas a despachos ministeriales de dos colombianos sospechosos de narcotráfico y supuestas negociaciones para permitir pasar cargas sin retenes. Esto es la punta del iceberg y necesitan el gobierno y todos los Poderes realizar una purga absoluta por el bien del país, sino esto no pasará de un escándalo que no dure más de tres días si dependiera de los costarricenses o serán los aviones de la DEA quienes tengan que hacer lo que aquí nadie tiene el valor de hacer: llevar a la cárcel a los corruptos. Y es que en Costa Rica con esto, se clausuraría el sistema de justicia y pasaría a ser una mera agencia de trámite de extradiciones.
Opinión de Lic. Miguel Gutiérrez Pïzarro, abogado y colaborador CRPrensa.com y GerardoLedezma.com