Costa Rica necesita un enema ¿Corrupción o red de conflicto de intereses?

Los tambores de huelga ya no suenan aislados. Resuenan desde distintos sectores: contadores, trabajadores de la salud y otros gremios que comienzan a alzar la voz. Las calles pronto serán escenario de protestas, paros y manifestaciones que no responden a caprichos, sino a un mal sistémico: el deterioro deliberado del aparato público en los tres poderes del estado, e instituciones públicas autonomas.

Costa Rica necesita una purga. Un enema institucional que expulse a los funcionarios enquistados, aquellos que han dejado de servir al Estado para convertirlo en su botín. Se comportan como un melanoma: se desplazan, mutan, se incrustan en instituciones y construyen redes que no operan a favor del país, sino en su contra.

Lo que algunos interpretan como incapacidad o negligencia puede ser algo mucho más estructurado. ¿Estamos ante un narcisismo funcional que deriva en corrupción y cohecho? ¿O frente a una red de funcionarios públicos en conflicto de intereses, que operan desde adentro para justificar la tercerización de los servicios?

La privatización no es innovación, es una confesión. Cuando una institución pública entrega sus funciones al sector privado, está reconociendo su fracaso. Pero ese fracaso no es técnico, es inducido. Porque detrás de cada jefatura —sea pública o tercerizada— hay personas. Entonces, ¿por qué una estructura funciona y otra se destruye desde adentro? La respuesta está en las decisiones tomadas por quienes, en lugar de defender lo público, lo sabotean.

La historia enseña que donde aparece la privatización forzada, antes hubo corrupción. Se sabotean procesos, se bloquea el funcionamiento, se permite el caos, y luego se presenta como inevitable la solución privada. No es incapacidad: es estrategia.

Costa Rica no está fallando por accidente. Está siendo desmontada desde adentro por quienes juraron protegerla. Por eso suenan los tambores. Porque ya no se puede ignorar lo evidente: si no se limpia el aparato estatal de raíz, lo que sigue es la desaparición total del bien común.

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