Vacunación pediátrica, el monólogo del Gobierno

Desde el Hospital de Niños, se aplica la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 a niñas y niños. Iniciaron de manera simbólica con Génesis Molina de 11 años y 19 niños más.

Como es normal del gobierno de Alvarado, solo cuatro medios fueron invitados, ya que nuestro medio recibe correos tanto de Presidencia de la República, como del Ministerio de Salud, también en los grupos de WhatsApp de prensa, y actualmente es ausente la información de invitación, así mismo vemos que circula información en las redes sin que llegue a muchos medios, lo que como medio nos hace cuestionar las intenciones del Gobierno, que aun con recursos de Amparo, y con el llamado de la Defensoría de los Habitantes de dar cuentas a TODA la prensa costarricense, eso parece que no es de interés del mandatario.

Dicha vacunación podría convertirse en un detonante social, ya que las acciones realizadas por el mandatario y sus dependencias podrían convertirse en una plataforma para imponer una dictadura, lo que nos preocupa es la falta de reacción del Poder Legislativo y del Poder Judicial.

Mientras tanto la falta del debate público sigue ausente, aun cuando en medios internacionales alertan de los efectos adversos de las inoculaciones, donde la ley de protección de la niñez también podría estar siendo irrespetada por las autoridades, ya que la sustancia inoculada aun no ha sido aprobada por la FDA, y sigue siendo una sustancia experimental con aprobación de uso de emergencia.

El irrespeto a nuestra constitución también podría estar siendo violentada, ya que el derecho a la vida es inviolable. Además el consentimiento informado a la ciudadanía no se ha presentado, aun en contra de la resolución de la CIDH, y donde también los Derechos Humanos Universales respaldados por la Corte Penal Internacional respalda el no uso de sustancias experimentales en seres humanos sin consentimiento informado, sin embargo, en Costa Rica se viene coaccionando con el Código QR para generar discriminación desde el mismo Gobierno de la República.

El alarmante silencio de los otros poderes de la República y de las instituciones vigilantes de nuestra democracia, puede ser una señal de que los Costarricenses podríamos estar ya en una dictadura y no existiría ninguna forma de que se levanten voces de alerta.

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