Troles y prensa canalla no son solamente resultado de la corrupción sino del silencio de la gente buena

«La gente buena somos mayoría, pero la gente mala está mejor organizada», es una frase popular. En el tema de acceso y conocimiento de la información aplica con creces.

Y es que el acceso a la información no es solo lo que un gobierno requiere para sostener su staus quo, sino lo que el pueblo necesita para tomar decisiones de forma equilibrada.

Por eso, es importante entender que la ausencia de información no sesgada nos vuelve vulnerables a los intereses que puedan tener quienes quieren manipular dicha información, ya sea prensa o granjas de troles, en fin, se manifiesta una guerra cultural entre quienes facturan millones de colones por pauta con el gobierno, y quienes reciben dinero para generar campañas políticas desde el anonimato. De este modo, estos se vuelven protagonistas y no los ciudadanos cuya formación de opinión pública libre resulta producto de la manipulación.

Lo preocupante es que actualmente se siguen gastando miles de millones de colones enfocados en un consumidor de contenido pasivo, como es el caso del “entretenimiento”, muy relevante siendo que mucha información recibida, como es el «entretenimiento», no le permite al ciudadano participar del desarrollo y creación del futuro del país, por ende, en la formación de la opinión pública libre y el pluralismo político.

Gran parte de la población sigue bajo la mentira de que las redes sociales son una alternativa a los medios de comunicación tradicionales, sin embargo, es una total mentira, ya que las mismas redes sociales modifican cada cierto tiempo las políticas que al día de hoy no permiten la propagación de información que cuestione versiones oficiales, lo que genera, una vez más, relevante amenaza de manipulación de la opinión pública e incluso la generación de terrorismo digital para controlar conductas sociales.

El sistema usado de algoritmos genera islas informativas, donde da la sensación a los usuarios de estar «informados» y ser parte de una «mayoría», sin embargo, no lo es, simplemente es una ilusión ser parte de una isla virtual diseñada para que la persona comparta con personas con los mismos intereses, en la misma región e incluso en rangos de edad. Eso se llama segmentación, por lo que quienes usan bloqueo de rastreadores o VPN, tienen mayor acceso a información diversa, mas de esto poco se habla.

Se suma la granja de troles y la prensa carente de ética, quienes generan información confusa o direccionada para incitar opinión a favor o en contra de sus intereses, lo que despierta como primer señal alaramante que pretendan decir a la gente cómo pensar, sin dar la oportunidad de mostrar puntos medios, versiones u opiniones alternativas. Llevan al público a adoptar posiciones extremas: o se está a favor o en contra, lo que genera división social y violencia. En ambos casos, esas conductas las realizan por real fanatismo o por paga, pero en ambos casos, sí o sí, se excluye el debate público lo que es muy peligroso para una democracia.

Los medios nacientes, que buscan un periodismo equilibrado, no solo son atacados por la disidencia controlada, quienes dejan mensajes de división o negativos en los comentarios, muchos conocidos como mensajes de odio contra el medio o contra información que el medio publica, para generar un mensaje de desánimo social que busca que los ciudadanos no hagan el menor esfuerzo en organizarse, o buscar alternativas de pensamiento sobre un tema. Juegan con las emociones y siembran el desánimo.

Y es que tanto los mega empresarios que generan evasión y elusión fiscal, como los que lavan dinero en el BCR para pagar campañas políticas para colocar presidentes y diputados, son los mismos que se benefician con la censura de políticos y medios de comunicación al evitar tocar estos temas, o incluso, de la imposibilidad estructural de llevarlos al debate.

Por eso, es que los medios alternativos, medios digitales nacientes, no cuentan con recursos económicos suficientes para generar una cobertura noticiosa del 100% de los eventos que considera de interés para un pueblo al que le interesa su destino. Muchos medios requieren de las donaciones, para algunos resulta algo así como «una lucha de perro amarrado contra tigre suelto«.

No podemos olvidar que la realidad económica es una manifestación de la realidad estructural que vivimos.

Por eso, es importante analizar la información generada desde las fuentes oficiales, siendo que la demagogia es una de las estrategias de la corrupción dentro de las instituciones públicas e incluso otras organizaciones, quienes generan políticas publicitadas como la «salvación» económica de distintos sectores, pero con condiciones que simplemente se convierten en un filtro para eliminar a la mayoría de los posibles solicitantes. No es más que mera manipulación de la opinión publica para hacer creer que se está «haciendo algo».

Por eso, a quienes no son troles, y que cuestionan a los medios alternativos negativamente, que incluso les cuestionan no haber investigado un tema u otro, les pregunto ¿cuál ha sido su aporte económico para apoyar a ese medio? Y es que mucha personas piensan que un medio que denuncia corrupción va a recibir pauta publicitaria, cuando la corrupción está tan infiltrada de los tres Poderes de la República, que lo que menos necesitan es quién los esté vigilando.

Al mismo tiempo, muchos costarricenses indican sentirse en desconfianza con muchos medios de comunicación que les mienten, pero no dejan de seguirles y consumir su información, lo que genera una incoherencia: ¿usted qué opina?

Por eso, preocupa cuando varios creadores de contenido salen a la luz pública, dando un claro ejemplo al estilo narco de un cambio de estilo de vida, luminarias humildes que de pronto hacen destellos, cuando sabemos que el problema principal es el financiamiento, de modo que vale la pena cuestionar cómo incluso logran generar más contenido que medios independientes y sobrevivir en el mercado, cuando pocas semanas atrás se quejaban de no tener recursos.

Hay muchos troles, hay prensa canalla, pero lo que abunda es una gran cantidad de gente buena que aún no dimensiona los riesgos de no participar en la toma de decisiones y el futuro del país. El silencio de la gente buena hace más daño que el ruido de la gente mala.

Como director de un medio digital, solo tengo claro que, la organización social que se requiere para cambiar las cosas, no va a ocurrir en las redes sociales sino que debe ser más personal, en físico, desde cada comunidad, en todo del país.

Solo así, estrechando nuestras manos, saldremos adelante.

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