Quienes impulsan la sustancia no toman en cuenta que varios especialista médicos tambien trabajan para detener lo que podría llegar a ser el negocio del año, no solo en Costa Rica, sino en todo el mundo, por el contrario, se debe investigar si se ha usado el miedo y la prensa canalla en contra del soberano, para inducirlo a consumir una sustancia que beneficia a una marca farmaceutica que se posicionó en el país, que logró posicionar la sustancia dentro del esquema obligatorio, sin tener registro sanitario, ni aprobación total de la FDA. Estas personas ignoran las advertencias del mismo fabricante, lo que ha expuesto la salud pública a las consecuencias ya advertidas.
La Doctora Ávila fue invitada a un debate público con Bicentenario, la cual dijo que no, sin embargo el Dr. Karl Quintanilla, quien es epidemiólogo, salubrista público y ginecólogo obstetra, no solo ha invitado a Ávila, sino que invitó al mismo Colegio de Medicos de Costa Rica.
La ausencia del debate es la presencia de la corrupción, y quienes defienden la sustancia, no pueden hacerlo científicamente en un auditorio con documentos técnicos científicos, ni demostrar los estudios que dicen tener pero que nunca muestran.