Quienes opinan, pero no pueden respaldar que es segura y eficaz, deben estar metidos en un conflicto de intereses, que apoya a una marca comercial por encima de la salud pública.
Y es que creer sin aceptar un debate técnico científico, debe tener algún beneficio económico, sea quien sea, la creencia debe respaldarse con ciencia, y la ciencia ha sido la ausente en todo este capítulo de la historia mundial, que cada día se parece más al sonado caso Odebrecht, que involucró a presidentes, diputados y ministros de doce países latinoamericanos.
La ausencia de la ciencia, el llevar a un estado de pánico colectivo para inducir al error a la población, podría indicar que la corrupción está en quienes la impulsan, pero que por conocimiento de que están cometiendo actos dudosos, no se atreven a aceptar un debate público, por miedo a quedar al descubierto.
Esos que impulsan la sustancia, han ignorado las advertencias internacionales contenidas en el mismo contrato, según advirtió la exministra de Salud, Jocelyn Chacón, la misma que indicó a la Diputada y Salubrista Andrea Álvarez que no se conocían realmente los efectos de la sustancia.
Entonces, ¿Cómo llegó a ocupar un espacio en la lista del esquema de vacunas obligatorias en Costa Rica? En el país. Se ha suspendido las inoculaciones porque la misma CNVE no ha respaldado lo que ha dicho en el Tribunal Contencioso, según lo explicó el Abogado Arcelio Hernández, quien solicitó ambas medidas cautelares, de 5 a 11 años, y de 12 a 17 años.
Y es que el mismo grupo Bicentenario y el Diputado Fabricio Alvarado lo había advertido, miocarditis y pericarditis, así como el síndrome de Guillan Barré, pero incluso se ignoró advertir a la población que la sustancia era abortiva y que afectaba el sangrado menstrual. ¿Se ha ignorado la ley para evitar que se repitiera la historia? ó ¿se actuó por ideologias?, ahora toca asumir las consecuencias de la irresponsabilidad.
Y es que ni la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología, ni los políticos de este país son las personas intelectualmente más avanzadas del país, por lo que silenciar la sabiduría en la voz del pueblo ha sido una acción meramente ideológica, en caso de que actuaran de buena fe, pero de no ser así, se actuó en contra de la vida y la salud de muchos costarricenses, sin un consentimiento informado, y sin instruir a la población de como reportar los efectos adversos.
Las mismas redes sociales censuran a quienes levantan la voz en contra de la sustancia, sea desde los especialistas en la materia, como a quienes hoy sufren las consecuencias. Cada día es más evidente que existe un gran negocio, o existe negligencia de la administración que no observó la ley, y que debería tener consecuencias legales, pues son simples funcionarios públicos, y no pueden ir más allá de lo que la ley les permite.
Lo cierto, es que hablar sin pruebas, o utilizar supuestos expertos que dicen que un estudio dice que es “Segura y eficaz” sin decir donde leer este estudio, podría ser una simple manipulación neuro-comercial para que se siga consumiendo un producto que podría estar beneficiando económicamente a algunas personas.
La corrupción no es nueva en el país, creer ciegamente es simplemente una falta de respeto a la inteligencia de nuestras autoridades, que por cierto, su silencio es ensordecedor.
Lo que si queda claro, es que “La ausencia del debate es la presencia de la corrupción”. Que aunque es voluntad manifestada del Presidente de la República de quitar la obligatoriedad, cuando este medio le consultó al mandatario sobre el debate, simplemente indicó que «ya había existido suficiente debate». Lo que nos preocupa que exista un doble lenguaje de parte del mandatario.