No discutas con troles: son parte de una maquinaria para manipularte
En redes sociales, discutir con un trol es como pelearse con un muñeco inflable: no tiene cerebro, pero rebota fuerte si le das atención. No buscan diálogo, ni verdad, ni razón. Su único objetivo es provocar, humillar y desviar la conversación.
Discutir con un trol no es solo una pérdida de tiempo: es caer en una trampa diseñada para manipular la opinión pública. No buscan diálogo, no defienden ideas, no tienen argumentos. Solo repiten ataques vacíos y burlas, porque eso es lo que se les paga por hacer.
Tratan de “payasos” a quienes piensan diferente, como si entretener o hacer reír fuera una profesión indigna. Pero en realidad, son ellos quienes cumplen un papel triste: son herramientas de propaganda disfrazadas de usuarios comunes. Actúan en grupos coordinados, según la cantidad de perfiles falsos o teléfonos controlados por la granja de turno. Como si dedicarse al entretenimiento fuera menos digno que trabajar para una granja de teléfonos al servicio de una agencia publicitaria sin ética.
Estos troles no son espontáneos. Son parte de campañas orquestadas desde agencias de publicidad sin ética ni escrúpulos. Su función es clara: ensuciar el debate, sembrar confusión y desgastar a quienes intentan hablar con argumentos.
Y esto apenas comienza. Con las elecciones acercándose, su actividad se va a intensificar. Van a aparecer más, van a gritar más fuerte, y van a atacar con más violencia. Pero no porque tengan razón, sino porque ese es el guion que siguen.
No vale la pena responderles. No hay debate posible con alguien que no piensa, solo repite. Ignorarlos no es rendirse, es proteger tu energía y tu criterio. No te dejes arrastrar por el ruido. Pensá por vos mismo.