La conservación del océano y el respeto a la dignidad de los pescadores, dos caras de una misma moneda

Gracias a la iniciativa de las Naciones Unidas en el año 2008, cada 8 de junio la humanidad celebra día mundial de los océanos. Se trata de una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia social, ambiental y económica de estos enormes cuerpos de agua que cubren aproximadamente el 70% de la superficie de nuestro planeta.

Desde el punto de vista ambiental, los océanos son absolutamente centrales para el bienestar del planeta, y consecuentemente, de la humanidad. Estos generan el 50% del oxígeno del mundo y en ellos habita la enorme mayoría de vida en la Tierra. Sin embargo, su importancia no es meramente ecológica. Naciones Unidas indica que los océanos son “la principal fuente de proteínas para más de mil millones de personas en todo el mundo. Además, el océano es clave para nuestra economía, ya que se estima que, para 2030, habrá en torno a 40 millones de trabajadores en todo el sector relacionado con los océanos”[1].

En miras a esta función social irremplazable de los océanos, las Naciones Unidas decidieron que este año el día mundial de los océanos tendría una temática especial, denominada ‘El océano: vida y medio de subsistencia’. Se trata de un enfoque muy acertado, puesto que si se toman en cuenta los datos de nuestra región veremos aspectos tales como que “la pesca artesanal representa el medio de vida de 1,8 millones de familias en América Latina y el Caribe” o que “el 85 % de las capturas de pescado y mariscos que llegan a las mesas de nuestra región provienen de la pesca artesanal”.

En Costa Rica los dos océanos también son indispensables para la vida de la población, siendo que hay más de 15.000 pescadores artesanales dispersos por las dos costas del país, aun cuando solo 2.000 de ellos cuenten con una licencia de pesca. Nuestro país cuenta con comunidades costeras que dependen de las diferentes etapas de la actividad pesquera, quienes a su vez tienen un modo de vida único y una cultura propia.

Es justo en este contexto nacional, y en ocasión de la temática del día mundial de los océanos de este año, que debemos replantearnos nuestra visión sobre la pesca y la conservación ambiental. Durante los últimos años, el Estado ha asumido una visión según la cual la conservación ambiental y los intereses de los pescadores nacionales son incompatibles. Bajo esta perspectiva, o se mejora la condición de los pescadores a costas de la protección ambiental, o se amplía la conservación marina sacrificando las condiciones de vida, los derechos y el trabajo de los pescadores. No obstante, esta visión es absolutamente ha sido errada, pues parte de una presunción falsa: que la pesca no puede realizarse de forma sostenible, democrática y responsablemente.

Como país, debemos tenemos pendiente desde el Estado una estrategia en donde la mejora en la conservación del océano repercuta positivamente en las comunidades de los miles de hombres, mujeres y jóvenes cuya fuente de vida digna y seguridad alimentaria        es la pesca. Asimismo, debemos garantizar la dignidad humana, el derecho al trabajo y el derecho a la cultura de estas personas sin descuidar a su vez el bienestar de los ecosistemas marinos.

Las autoridades de gobierno actuales tendrá la oportunidad de asumir este reto y quedar a la altura de las circunstancias en la implementación de la propuesta 30/30, iniciativa que consiste en establecer áreas protegidas sobre el 30% del territorio marino del país para el 2030. Esta iniciativa puede devenir en la conformación de un nuevo modelo, basado en transparencia, particiapción y donde se asegure que las familias pescadoras puedan ejercer su actividad con dignidad y en provecho de toda la población. Por el contrario, de implementarse la agenda del 30/30 sin contemplar el factor humano, que resulta ser el tema de reflexión central de este día mundial de los océanos, ello puede resultar en un desastre, con un aumento de la pobreza y el desempleo en comunidades que ya se encuentran gravemente afectadas por estas y otras problemáticas.

No debemos de seguir postergando el tomar medidas y acciones de cara a la crisis ambiental en la que nos encontramos. El día que celebramos debe ser llamado para tomar acción en garantizarles una vida digna a las personas de comunidades costeras; no podemos seguir ignorando la falta de cumplimiento de los Derechos Humanos de esta población. En definitiva, es momento de reconocer que la conservación de los océanos y la dignidad de los pescadores son dos caras de la misma moneda.

Lic. Germán Pochet Ballester.

Abogado especialista Derecho Ambiental bufete Bioiuris.

Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!
ESTIMADOS LECTORES: Nuestro mayor reto es hacer sostenible un periodismo independiente, que de voz al pueblo, sin conflicto de intereses, apóyanos a seguir promoviendo la libertad de expresión. | SUSCRÍBIRSE | INGRESAR