Elecciones a dedo y por debajo de la mesa nos llevan a Estado fallido sin seguridad ciudadana

La elección del Defensor de los Habitantes marcada por componendas políticas es un acto bochornoso donde está de lejos el interés nacional y se muestra una clara intención de algunos por repartir piñata de puestos, incluso personas cercanas al PAC que está más vivo que nunca con sendos representantes en las estructuras de poder. Los ticos ingenuos creímos que lo habíamos enterrado en las elecciones, pero es evidente el transformismo de políticos que cambian de denominación política mientras tengan hueso en el poder.

Estos amigos de los puestos públicos un día se declaran de extrema izquierda, al otro férreos liberales y más tarde de centro, demostrando que no son ni chicha ni limonada. Son sólo amantes de los beneficios del poder público y de la nómina del Estado para tener garantizado el salario mensual con pluses de todo tipo. Y el pueblo sólo pague y pague sin poder exigir nada, porque la politiquería es sólo para afectar los derechos de los costarricenses de a pie.

La Sra. Ilda Lilian Cartagena Santos en publicación difundida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, institución que debería ser tomada en serio por los políticos costarricenses, dice que: “el derecho a la seguridad ciudadana en un Estado Democrático de Derecho consiste en el conjunto de garantías que debe brindar el Estado a los ciudadanos para el libre ejercicio de todos sus derechos”. Nos preguntamos: ¿en Costa Rica se cumple esto? La respuesta obvia es que no.

Notar que existe la posibilidad de que el próximo Defensor de todos los costarricenses sea una persona que no participó del concurso público es una vergüenza para los muchos jóvenes a los que les decimos que deben prepararse y concursar para mejores puestos de trabajo y que va a quedar el de mejores calificaciones, con mayor mérito y sobre todo el que con justicia sea el mejor para el país. En cambio, elegir con compadrazgos sería premiar la mediocridad y la bien conocida “argolla”. Para mí eso es corrupción solapada porque al final, quien sea electo, será rehén de quienes lo colocaron en el puesto.
Estamos en época de elecciones de cargos, vivimos el cambio de gobierno, salidas constantes de ministros, la demora de meses para tener el nuevo Fiscal General, caras y repetidas votaciones para elegir al Presidente de la Corte Suprema de Justicia y estamos a las puertas de la elección del Director del OIJ, del Procurador General de la República, Magistrado de la Sala III y de otros puestos importantes dentro de la estructura de seguridad del Estado. Mientras tanto, el ciudadano costarricense está arrinconado en la mayor crisis de seguridad del país, en lo que ya puede llamarse, con dolor en el corazón lo digo, que Costa Rica es un Estado fallido.

Con el mayor respeto se invita a quienes hicieron un juramento a la Patria, ante Dios y las leyes, que por favor elijan a las personas idóneas y que más convengan al país. Hay un compromiso público con quienes pagamos los salarios de toda esa cara estructura burocrática de funcionarios públicos y representantes populares, que miramos el show, pero que nuestra búsqueda del sustento y de sobrevivir en uno de los países más caros del mundo (incluso superior a los europeos) y según palabras del Magistrado de la Sala Constitucional, Fernando Castillo, la situación social “es una bomba de tiempo”.

CRPrensa ha hecho el esfuerzo titánico por promover el debate público y la realización de nuevo contrato social a través de PAZCR. Por lo tanto, ciudadanos, seamos vigilantes y críticos y exijamos rendición de cuentas, revocatoria de mandato y otros mecanismos democráticos que empoderan al soberano: el Pueblo. La parte ciudadana se ha realizado, ahora les corresponde a las autoridades poner de su parte, porque ante los evidentes resultados del pésimo desempeño en la función pública es claro que es un verdadero ejercicio patriótico que los malos funcionarios públicos renuncien y dejen sus cargos para que personas mejor preparadas y con amor por nuestro país lleguen a los puestos de decisión. Bien dice el juramento constitucional:

“-¿Juráis a Dios y prometéis a la Patria, observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes de vuestro destino? -Sí, juro-. -si así lo hicieres, Dios os ayude, y si no, Él y la Patria os lo demanden”.

Miguel Gutiérrez Pizarro
Patriota

Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!
ESTIMADOS LECTORES: Nuestro mayor reto es hacer sostenible un periodismo independiente, que de voz al pueblo, sin conflicto de intereses, apóyanos a seguir promoviendo la libertad de expresión. | SUSCRÍBIRSE | INGRESAR