El auto-sabotaje social nos mantiene divididos

El crimen organizado tiene una meta, y es evitar que la sociedad se pueda organizar para enfrentarlo. Si la mayoría tiene la fuerza, los grupos corruptos tratarán de mantenernos divididos y desinformados.

Parte de esta estrategia es el desfinanciamiento de la prensa, ya que antes la libertad de prensa se ejercía sin depender económicamente de las marcas o del gobierno, apoyándose en la venta de ejemplares físicos, lo que permitía no solo la libertad de prensa, sino también mantener los recursos necesarios para operar: alimentación, transportes, cámaras, y los insumos para las impresiones de las rotativas.

El internet no solo cambió el método de financiamiento de los medios de comunicación, sino que redefinió la dependencia hacia las marcas, ya que se requieren recursos económicos para sostener la plantilla, mantener los edificios, y desarrollar programas de entretenimiento que busquen mayor presencia en el mercado.

A esto se suma la televisión por cable, que en sus inicios ofrecía la posibilidad de pagar para no ver anuncios. Sin embargo, esa razón de ser se ha perdido, y hoy nos impulsan de una u otra forma a caer en el monopolio de noticias de las grandes plataformas, haciendo que muchas personas crean que la información es gratuita.

La realidad es que cualquier periodista que desee ejercer la libertad de prensa está destinado a la pobreza y a la lucha diaria por sobrevivir, desgastándose física y mentalmente al intentar enfrentarse a una maquinaria multimillonaria que busca mantenerte desinformado y que no permite el debate público. Esto lo vimos claramente durante la pandemia, en lo que podría ser un caso de corrupción similar a Odebrecht, donde miles de millones de dólares fueron canalizados entre funcionarios públicos y la industria farmacéutica.

Esta frustración llevará eventualmente al cierre de los medios que aún sostienen un norte ético y moral, que no se dejan torcer por financiamientos corruptos ni por la manipulación de la opinión pública a favor de algún negocio o marca.

Este desinterés también lo vivieron los venezolanos, quienes durante dos décadas han visto la destrucción de su patrimonio cultural, de las empresas del estado, de la justicia y hasta de su propia dignidad humana. Muchos han perdido casas, negocios, empresas y hasta la vida de seres queridos. Hoy, después de miles de muertos, mantienen la esperanza de cambiar el destino e historia de su país.

¿Será que nuestro país necesita pasar por el mismo camino? ¿Cómo se puede alertar a la ciudadanía cuando las publicaciones pierden oficialidad, están cargadas de opiniones personales y no están hechas para que cualquier persona, sin importar su diversidad de pensamiento, pueda leer y entender con credibilidad?

Muchos se convierten en disidencia controlada, porque aunque no lo saben, sus acciones contribuyen a la división y radicalización, anteponiendo su orgullo a la unidad y el bien común. Y es que una minoría no debe imponerse a una mayoría, pero en política esa minoría logra imponerse mediante el voto.

Por eso, los medios de comunicación independientes, que tienen menores gastos operativos y pueden impactar a la sociedad con información pedagógica y denuncias públicas, pueden tomar la decisión de organizarse espontáneamente para actuar en contra de lo que consideran incorrecto. Sin embargo, muchas personas han sido inducidas a creer que, por su salud mental, lo mejor es no ver noticias. Esta idea se ve respaldada por la disidencia controlada que no comprende los conceptos básicos para dar credibilidad a la información.

Por ello, medios como los que impulsamos tienen una razón de ser: crear un contrapeso y dar voz a los grupos de lucha social. Extrañamente, muchos de estos grupos tampoco quieren asumir su responsabilidad de comunicar adecuadamente y terminan atacando lo que no saben comunicar.

Nuestro medio ha sido insistente. Hemos recomendado a la mayoría de los grupos que creen sus propios canales de comunicación, para que puedan informar y denunciar correctamente. No obstante, sabemos que los grupos de lucha social también son infiltrados por la disidencia controlada y por egos difíciles de superar.

Entonces, ¿cómo espera un pueblo dividido organizarse contra la corrupción y la manipulación en los medios de comunicación tradicionales, si no es consciente de que los medios no solo deben publicar una diversidad de temas, sino que también requieren profesionales en diferentes disciplinas, además de cubrir los costos de plataformas y programas para realizar trabajos de redacción y edición audiovisual con calidad? Asimismo, es necesario superar el desgaste del equipo técnico y mejorar la calidad de imagen y vídeo para ganar mayor aceptación en la sociedad.

Mientras el pueblo no sea consciente de la necesidad de los medios de comunicación, será difícil que los apoye económicamente. Sin embargo, quienes sí intentan aprovecharse son algunos comerciantes, el crimen organizado y la corrupción política, que buscan torcer la vocación del periodista.

Al final, quienes dejamos nuestra profesión para intentar crear una plataforma seria e incuestionable, hoy, varios años después, lo hemos perdido todo. A veces, toca dejar que los demás también se golpeen para que despierten del egoísmo, que abre las puertas al crimen organizado y la corrupción. Después de todo, nos lo dicen en la cara: «No tendrás nada y serás feliz».

Debemos asumir la responsabilidad o las consecuencias.


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