Denuncia corrupción en el Tribunal Supremo de Elecciones

Dos amiguitos de un alto funcionario del Tribunal Supremo de Elecciones se pelearon. El alto funcionario del TSE mandó a uno de ellos a un departamento para bajarle el tono al pleito amoroso. Quería que el muchachito se hiciera con una plaza en propiedad pero el muchachito no calificaba.

Entonces, el alto funcionario del TSE quiso llevárselo de vuelta para su despacho. Ya el puesto de letrado estaba en otras manos, por lo que tuvieron que correr a convertir una plaza de misceláneo para que el amiguis del alto funcionario del TSE tuviera su plaza de letrado.

Una transformación del TSE tarda hasta cinco años, pero, por amor, eh, perdón, en aras de la eficiencia, lo hicieron en tres días. Después, al mismo amiguis del alto funcionario del TSE se le antojó irse con una beca y su protector corrió a aprobarle su beca a pesar de que el TSE estaba sin presupuesto.

El amiguis no sabía si ir a un país o a otro. Aún así, le aprobaron la beca y que él decidiera después dónde haría sus estudios. Como si el TSE fuera una empresa privada y no la institución pública que es. Usted y yo pagamos con impuestos la beca del amiguis del alto funcionario del TSE.

Fuente: Camilo Rodríguez Chaverri
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