El gobierno de Costa Rica sigue dando la espalda a los costarricenses, mismos profesionales de la Salud quienes buscan ser escuchados e incluso generar un debate público al tocar las puertas de la Defensoría de los Habitantes. A pesar de la invitación de la Defensora de los Habitantes el gobierno sigue como el avestrús ante los multiples cuestionamiento de la ciudadania que no coincide con la del gobierno de turno.
La solicitud de los costarricenses a ser escuchados ante la amenaza de la obligatoriedad de se inoculados con una sustancia que la misma FDA, el Ministerio de Salud y la OMS cataloga de fase experimental, y que por acuerdos internacionales no puede existir el uso obligatorio de sustancias experimentales en humanos.
La imposición del gobierno que coquetea con actitudes dictatoriales deberían alertar no solo a los poderes de la república, y a las instituciones como la Defensoría de los Habitantes, debe alertar a todos los costarricenses sobre la plataforma que se ha generado de censura que puede utilizarse para que cualquier politico en el futuro que desee implantar una dictadura le sea mas sencillo, estas acciones lejanas a la tradicion costarricense del dialogo mina la credibilidad de las instituciones públicas y pone en peligro la paz social, ya que al no tener respuesta por estas instituciones induce a un sentido de impotencia social que podria acarrear otros resultados al país.
La carta enviada por la defensora al presidente para que participara en un conversatorio por la salud, que afecta mediante el decreto a los funcionarios públicos quedó sin apoyo por parte del ejecutivo y su ministro de salud.
Alternativas deberán nacer de la ciudadanía organizada para blindar el sistema democratico que se biene debilitando a traves de los ultimos gobiernos. Asi mismo para responsabilizar a los funcionarios públicos que bajo la escusa de la salud vienen violentando derechos constitucionales, derechos internacionales, y poniendo en peligro el patrimonio nacional mediante mas deuda internacional.
Fuente del vídeo Pato Villeda
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