Existen grupos políticos enlazados al crimen organizado y al narcotráfico que hoy luchan por el poder dentro de los poderes. El dolor de panza nos indica que, dentro de nuestra democracia, se gesta o una hematemesis o una disentería. Lo cierto es que dicha molestia no solo socava la credibilidad en la institucionalidad, sino que alerta la necesidad de una enema política que mejore no solo la salud del país, sino que permita volver a levantar sus defensas ante cualquier ataque.
Y es que, aunque la política no es como un cuerpo humano, es la mejor símil que encontré para señalar las amenazas que enfrenta nuestra democracia, no solo internas, sino también externas. La mayoría de los ciudadanos costarricenses tendremos que sufrir ante la carencia de educación ciudadana de nuestros educandos y actuales profesionales, muchos de los cuales fueron educados para ser no más que mano de obra calificada, sin la más mínima capacidad de entender su posición ética y moral con la sociedad.
Una educación gratuita que ha sido puesta a las órdenes de las industrias de inversión extranjera, en manos de quienes pueden tener conflictos de interés e, incluso, financiar campañas ideológicas para intervenir en asuntos internos del país. Negociadores internacionales con la incapacidad intelectual para saber hasta dónde es negocio y hasta dónde hay conflicto de interés. Otros se arrodillan para lamer las vergüenzas de la ética y moral que sus padres no les enseñaron o que decidieron deshonrar a cambio de unas monedas, siguiendo el camino de la traición a la patria.
Sin embargo, al observar casos internacionales como el de Odebrecht, nos damos cuenta de que en el país la justicia comparada es ignorada. Los medios de comunicación pueden ver comprometida su planilla y hasta su existencia si publican ciertos temas, mientras se hace propaganda a la ciudadanía de que las algorítmicas redes sociales son la mejor forma de informarse. Lo cierto es que no hay nada más alejado de la verdad, y las prácticas internacionales son cada día más evidentes.
Ya hemos escuchado de la Ley Magnitsky, el método de grupos políticos para financiar sus campañas que inicia en Rusia, denunciado por el abogado Sergey Magnitsky, quien murió bajo tortura por no acceder a los métodos de extorsión de la administración pública, tomada por el crimen organizado. Estos métodos son bien explicados en libros o vídeos como los de John Perkins. Muchas de las cosas que se mencionan en estos dos vídeos nos pueden señalar el manual o modus operandi que se sigue en la política nacional.
Puedes ver ambos vídeos al final de esta nota.
Por otra parte, al país se le dirige hacia una constituyente, lo que puede convertirse en un peligro, tomando en cuenta la corrupción y el crimen organizado que ha infiltrado a la administración pública en los tres poderes del Estado. Estos pueden inducirnos a lo que hoy países como Venezuela tratan de superar, o lo que hoy padecen países como Cuba y Nicaragua: el socialismo del siglo XXI y su alianza con el socialismo globalista que buscan el control económico, el control social, el crédito social, la pérdida de la propiedad privada, entre otros. Es un proyecto en desarrollo en todo el continente americano, que ha logrado no solo infiltrarse, sino también desarticular organizaciones internacionales. Hoy, ver solo el metro cuadrado es simplemente no prepararse para las amenazas y retos que acorralan día con día al poder del pueblo, y que buscan eliminar estos derechos a los ciudadanos.
La eliminación del debate público que se impulsaba en medios de comunicación y universidades ha sido apagada. Este silencio se ha convertido en el mejor aliado de las ideologías «prepago», y en la mejor herramienta del crimen organizado que busca desarticular la democracia. Este crimen no solo busca concentrar la riqueza en pocas manos, sino también generar evasión y elusión fiscal, endosando el sostenimiento del Estado a la clase trabajadora, a la cual se le han restado derechos humanos para que se sumerja en el trabajo y no tenga derecho al reclamo. Esto es esclavitud moderna.
Pero la ciudadanía tiene la oportunidad de frenar esas ideologías «prepago» que benefician a la corrupción. Los de izquierda y los de derecha deben trabajar juntos contra el crimen organizado, y generar propuestas para llevar consecuencias a aquellos funcionarios públicos que cometen delitos de lesa patria y traición a la patria. Hay que cambiar nuestro sistema democrático, y por ello dejamos también nuestra propuesta.
Propuesta: DEMOCRÁCIA
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