TEXAS, USA. En un giro significativo en la política fronteriza de Estados Unidos, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha recibido un respaldo abrumador por parte de 25 de 26 de sus homólogos republicanos en su enfrentamiento con la Administración del presidente Joe Biden. Esta muestra unificada de apoyo surge en medio de las duras políticas y acciones implementadas por Abbott para contener el ingreso irregular de migrantes a lo largo de la frontera entre Texas y México.
La Guardia Nacional de Texas mantiene la línea de alambre de púas en Eagle Pass, Texas
En una declaración conjunta emitida por los gobernadores republicanos, se critica enérgicamente a la Administración Biden por lo que describen como dejar al país vulnerable a una «inmigración ilegal sin precedentes». Afirman que en lugar de salvaguardar el estado de derecho y asegurar la frontera, la Administración ha atacado y demandado a Texas por tomar medidas proactivas para proteger a los ciudadanos estadounidenses de niveles históricos de inmigrantes ilegales, así como de drogas mortales y posibles amenazas terroristas.
Entre los firmantes destacados se encuentran el gobernador de Florida, Ron DeSantis; el de Alaska, Mike Dunleavy; el de Georgia, Brian Kemp; el de Luisiana, Jeff Landry; y la de Alabama, Kay Ivey, entre otros.
La declaración pública se produce después de que la Corte Suprema permitiera a la Patrulla Fronteriza de EE.UU. cortar el alambre de púas instalado por funcionarios de Texas en una zona pública de Eagle Pass. Esto ha agudizado las tensiones, especialmente tras el trágico fallecimiento de tres migrantes mexicanos en el área en cuestión.
Los gobernadores republicanos defienden el «derecho constitucional de Texas a la autodefensa», citando disposiciones específicas de la Constitución de los Estados Unidos. Argumentan que, ante la inacción de la Administración Biden, Texas tiene pleno respaldo legal para proteger su soberanía y la seguridad de la nación.
Este sólido respaldo a Abbott marca un punto de inflexión en la política fronteriza y refleja una división política cada vez más profunda en torno a las políticas migratorias de la Administración Biden.
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