Con piel de jaguar y cerebro de oveja, la imbecilidad programada en redes sociales

Opinión | En un país donde la libertad de expresión se degrada entre la burla y la difamación, lo que está ocurriendo en redes sociales con el fenómeno de “Los Jaguares” no es simple espontaneidad popular: es manipulación masiva, organizada, estructurada y con fines políticos. Lo que aparentan ser debates entre ciudadanos comunes son, en muchos casos, ataques sistemáticos operados por perfiles falsos, troles o simplemente idiotas funcionales que sirven a una causa sin comprenderla del todo.

La técnica no es nueva. Se llama ingeniería social y uno de sus instrumentos más conocidos es la Espiral del Silencio: una presión colectiva para callar al que disiente, para hacerlo sentir solo, ridículo o peligroso. No se ataca el mensaje; se destroza al mensajero. Se burlan del físico, del acento, de la vida personal, como si eso invalidara una denuncia, una opinión o un análisis. No importa lo que se diga, importa quién lo diga, para aplastarlo.

Ya habiamos alertado al Presidente de la creación de cuentas troll a su favor, e incluso los riesgos para la ciudadanía que ello genera, la inacción es evidente. ¿porque se pensaba en la campaña electoral?.

Lo mismo ocurre desde arriba. El presidente ha usado el desprestigio personal como escudo para evitar el debate serio. Las advertencias de ciudadanos informados se responden con sarcasmo desde Casa Presidencial. Lo que pasa en redes es un reflejo de esa estrategia: troles sincronizados, perfiles que repiten los mismos mensajes con segundos de diferencia, con fotos falsas, nombres genéricos y un mismo objetivo: callar.

Y todo esto ¿para qué? Para vender la ilusión de un “partido del cambio” que no es más que una versión maquillada del PAC, del PLN y de sus viejos operadores. La misma DIS que no alerto de una avioneta vinculada narco para la ex presidente Laura Chinchilla o que nunca denunció la creación de la UPAD en el corazón de la Casa Presidencial, hoy aparece involucrada en la persecución a un diputado con rastreadores.

Esto no es cambio. Es reciclaje. Es maquillaje. Y lo más insultante es que ya nos están preparando para las próximas elecciones con los mismos rostros, los mismos patrocinadores y las mismas estructuras. Los millones invertidos en redes sociales y propaganda no vienen del aire: tienen dueño, y por tanto, tienen intereses.

El “movimiento jaguar” no es espontáneo ni honesto. Detrás hay vínculos evidentes con figuras cercanas al narcotráfico, al autoritarismo y a prácticas que contradicen cualquier noción real de democracia. Quien no lo ve es porque no quiere ver.

¿Son troles? ¿O simplemente idiotas útiles? En ambos casos, el resultado es el mismo: una masa que responde al estímulo con violencia verbal, que repite sin pensar, que obedece sin cuestionar. Y ese es el verdadero problema: no estamos frente a un pueblo empoderado, sino frente a una operación de manipulación burda que pretende disfrazarse de revolución.

No es valentía, es estrategia. No es masa crítica, es masa acrítica. Y no es cambio, es más de lo mismo, con piel de jaguar y cerebro de oveja.

Cabildos Ciudadanos Urgente, para analizar el comportamiento de los funcionarios públicos, antes de que sea demasiado tarde. www.pazcr.com

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