La maquinaria invisible que ataca las alertas de autoritarismo en Costa Rica
Análisis y Opinión: En los últimos días, al publicarse un artículo sobre las señales de dictadura y los riesgos de un golpe blando en Costa Rica, una oleada de perfiles anónimos apareció en los comentarios con mensajes coordinados. A simple vista, parecían ciudadanos comunes defendiendo al gobierno; pero un examen más atento —fotos genéricas, pocos seguidores, lenguaje repetitivo y sincronía en las respuestas— revela otro patrón: la actuación de cuentas falsas o controladas por granjas digitales.
Estos perfiles no buscan debatir ideas. Su objetivo es saturar el espacio público con ruido, ridiculizar voces críticas y desviar la atención hacia consignas polarizantes: ataques al “PLN”, “PUSC” o al “comunismo”, mezclados con una defensa ciega del oficialismo. El estilo es agresivo, emocional y vacío de datos verificables; buscan deslegitimar el debate, no enriquecerlo.







Lo más alarmante es la coordinación. En cuestión de horas, los mismos nombres reaparecen en distintas publicaciones de corte crítico, siempre con el mismo guion: negar el autoritarismo, glorificar la “voluntad del pueblo” y acusar de “manipulación mediática” a quien cuestione el poder. Este tipo de patrón coincide con los métodos descritos por Meta en 2021, cuando denunció la existencia de una granja de trolls vinculada al régimen de Nicaragua, diseñada precisamente para intervenir en debates políticos regionales.
El peligro no está en un comentario aislado, sino en la fábrica de opinión artificial que busca moldear la percepción pública. Estas cuentas influyen en el algoritmo, aumentan la visibilidad de ciertos discursos y erosionan la confianza en los medios y en el pensamiento crítico.
Frente a esto, el periodismo y la ciudadanía deben reaccionar con vigilancia. Las redes sociales son el nuevo campo de batalla de la desinformación: quien controle el relato, controla la realidad percibida. En tiempos donde la verdad compite con la manipulación algorítmica, identificar la voz humana entre el ruido digital es un acto de resistencia.
